Con-Ciencia Política con José Luis Gálvez (31 JULIO)

La cooperación de la 4T en la ebullición global.

Los incendios en Grecia no ceden, grandes extensiones de bosques en Canadá, Estados Unidos y Europa se han quemado, están apareciendo ballenas muertas en las playas de Australia, pingüinos en Uruguay, las glaciares se descongelan y el mar mediterráneo se calienta con temperaturas de casi 29°C. Julio se convirtió en el mes más caluroso desde la aparición de nuestra civilización.

Las terroríficas declaraciones del Secretario General de la ONU Antonio Guterres refieren el fin del calentamiento global para entrar a la era de la ebullición global y la 4T no podría quedarse atrás.

Con el pretexto de combatir la corrupción, la presente administración decidió desaparecer el fideicomiso del Fondo para el Cambio Climático entre otros de cultura, ciencia y medio ambiente, atentando así contra la obligación constitucional de garantizar el derecho a un medio ambiente sano y poniendo en peligro la supervivencia de las próximas generaciones. 

Se optó por desmantelar administrativa y presupuestalmente a las instituciones de protección al medio ambiente, como la SEMARNAT, donde 7 de cada 10 pesos que servirían para atender los efectos nocivos de destrucción del ecosistema, se destinaron a la construcción del Tren Maya, una obra que deforestó miles de hectáreas de árboles nativos de la selva maya y está contaminando el manto acuífero de agua dulce más grande en el mundo.

Esta afectación al medio ambiente ha sido tan grave, que el Tribunal Internacional por los derechos de la naturaleza resolvió que el Estado Mexicano, es decir el gobierno de la 4T, es responsable de crímenes de ecocidio y etnocidio en la zona maya, por la imposición del proyecto a pesar de todas las advertencias por parte de grupos de ecologistas, biólogos, arqueólogos y por supuesto de las comunidades mayas. Porque eso de haberle pedido permiso a la madre tierra para la construcción de dicho tren, no fue más que un teatro populista.

Se sustituyeron las labores técnicas de especialistas en medio ambiente para ser reemplazados por operadores políticos y electorales que se dedicaron a convencer a las comunidades de los beneficios de la obra, aunque fuera en detrimento de sus ecosistemas y su identidad étnica.

El actual gobierno también optó por alejarse de los proyectos de energías limpias, dando paso a una política arcaica de mayor contaminación, a través de la construcción de una refinería y a la utilización de cabrón natural como impulsores de la industria nacional, vendiendo la idea de lograr una supuesta soberanía nacional, lo cual no ha sido cierto y sólo se ha traducido en un mayor deterioro del medio ambiente. Lo mismo ha sucedido con el programa Sembrando Vida, donde los beneficiarios tienen que derribar árboles nativos para sembrar árboles frutales o maderables provocando el deterioro de los ecosistemas locales.

Pemex que cada día está peor, ha demostrado ser tan ineficaz, que si no fuera por asociaciones internacionales como Greenpeace y el Instituto de Geografía de la UNAM, nunca hubiéramos conocido la verdadera magnitud del derrame de hidrocarburo en la sonda de Campeche, que el gobierno y la paraestatal pretendían esconder para que no se conocieran las trágicas consecuencias ambientales que se han provocado.

Lejos de enfocarse hacia la ruta de la sustentabilidad, la 4T pone su grano de arena para incentivar a la ebullición global empleando una política basada en la deforestación, la contaminación, la depredación y la vieja explotación de combustibles fósiles.

Probablemente todos seamos responsables, pero mucha culpa es de los líderes políticos y económicos que en lugar de conducir a sus naciones y sus pueblos, hacia el sostenimiento de la  vida como un derecho universal, implementan proyectos y políticas públicas en detrimento del medio ambiente, destruyendo así la esperanza de vida de las próximas generaciones.

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